
Por Jorge Ricardo jorgericardoelcubano@gmail.com
Es bonito crecer en un país que se veneran los recuerdos, y estos
alcanzan mayor valor cuando se refieren a hechos o hazañas
protagonizadas por sus coterráneos en función de una obra común, cívica,
en la que incluso pusieron en riesgo el bien más preciado que existe,
la vida. Las fechas y los hechos enmarcados constituyen con el tiempo
leyendas que van calando en la idiosincrasia de la gente, va delineando
los rasgos que caracteriza a esa masa de personas que llamamos pueblo.
Los que nacimos en la #Cuba revolucionaria tuvimos la dicha de tener
un 26 de julio de 1953, en la que un grupo de jóvenes conscientes de su
causa y llenos de valor ante el peligro, decidieron tomar las riendas de
la situación y se lanzaron a continuar la historia de emancipación que
se había comenzado a escribir desde Baire, Baraguá y Yara.
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